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Porque Santos y Chavez nos quieren reconciliar con el Lobo

Reunion Santos,Chavez,LoboArticulo de Revistazo.com La población resistente de Honduras aun no sale de su asombro del giro inesperado que ha tomado la política internacional relacionada con el Golpe de Estado en nuestro país, no tanto por el ya conocido cinismo de la oligarquía hondureña en hoy bendice a quien ayer satanizaba como el peor demonio del mundo, sino por el reconocimiento político y el apoyo que le ha brindado el Presidente Hugo Chávez al régimen sucesor del golpismo, tanto para su retorno a la OEA como para beneficiarse de las ventajas de PETROCARIBE.

En mayo 2010, durante la Cumbre Iberoamericana en Madrid, el Presidente Chávez anuncio que no asistiría si participaba en la misma Porfirio Lobo Sosa, por ser un gobierno “ilegitimo”; once meses después el mismo Presidente Chávez expreso en Cartagena de Indias, Colombia, "Con mucho gusto he conocido al presidente Lobo (...) y los resultados son muy positivos”, y explico que "nosotros hemos hecho gestiones para tratar de ayudar a que Honduras se reintegre a todos los organismos internacionales y a los programas de cooperación con nuestros países", en una clara referencia a la reincorporación del Estado de Honduras a la OEA y a normalizar las relaciones comerciales interrumpidas con el Golpe de Estado. Acto seguido, aparece sonriente en una fotografía estrechando la mano del verdugo del Pueblo hondureño.

Pero además del rol del Presidente venezolano, llama la atención que un país como Colombia se interese por la situación de Honduras. De hecho, el Presidente colombiano confesó que le ha dedicado tiempo a este asunto: “Desde hace algún tiempo hemos venido haciendo una diplomacia discreta para tratar de normalizar la situación de Honduras en el hemisferio, para que vuelva a reintegrarse a la OEA y para que su situación sea reconocida por todos los países como una situación normal”.

¿De qué se trata el juego? Según fue anunciado, en las próximas semanas los gobiernos de Colombia y Venezuela facilitaran un proceso de “dialogo” y “reconciliación” en Honduras que persigue “normalizar” la situación nacional y lograr que Honduras vuelva a ser aceptada en el sistema interamericano de cara a la próxima cumbre de la OEA a realizarse en Junio en San Salvador, o de repente antes, como expreso hoy el “zorro” Arturo Corrales Álvarez en Canal 3.

El Coordinador General del FNRP, quien no fue invitado a la cita y a quien, según dijo, se le llamó por teléfono en el momento, reaccionó “con aprehensiones” (desconfianzas) y anuncio estar “vigilante” del proceso, dando a entender que no participó en el diseño de esta jugada de altos vuelos. Es difícil creer que Mel no supiera nada de lo que se cocinaba desde hace ya bastante tiempo, pero si tomamos su palabra resulta inaceptable que dos gobiernos se pongan de acuerdo sin tomar en cuenta la opinión de la Resistencia Hondureña pues no es el futuro de Venezuela o Colombia el que está en juego, sino el futuro del Pueblo de Honduras. Esa actitud despreciativa hacia el FNRP podríamos esperarla de un gobierno peón de Estados Unidos, como es el Gobierno colombiano, pero ha resultado difícil de digerir proviniendo del gobierno de Hugo Chávez, quien se suponía era nuestro aliado.

¿Ganaría algo la Resistencia con esa jugada? En diferentes espacios, se nos vende la idea de que, como consecuencia de esos acuerdos, la Resistencia tendría los siguientes beneficios:

a) Que se liquidarían los juicios que penden sobre el Ex Presidente Manuel Zelaya, viabilizando su retorno como parte del acuerdo, pero bajo el riesgo de que, una vez en el país, le abran de nuevo los juicios porque el golpismo seguirá vivo y coleando en el sistema de (in) justicia;

b) que se podría cambiar a odiados funcionarios del Ministerio Publico y de la Corte Suprema de Justicia, pero eso no significa necesariamente una ganancia pues, aparte de que solo se trataría de castigar a “chivos expiatorios” y no a los verdaderos responsables del Golpe de Estado, no podemos esperar de Juan Orlando y Pepe Lobo que los sustituyan por gente progresista;

c) que se podría castigar a los responsables del golpe, sin embargo Arturo Corrales Alvares, uno de los artífices de esta maniobra en Honduras, desde ya aclara que al igual que se promoverá la absolución de Manuel Zelaya, se haría lo mismo con los demás implicados en aras de la “paz” y la “reconciliación”; y,

d) que gracias a ese acuerdo la Resistencia podrá participar en las próximas elecciones generales y que entonces “tomaremos el poder”, cuando no está dispuesto a ceder ni un ápice en los intereses de la oligarquía, como lo demostró en la reciente huelga magisterial, mucho menos para pensar que entregara el Poder a la Resistencia popular. En otras palabras, los supuestos beneficios son más hojas que tamal.

En cambio, los beneficios de la clase dominantes son más contundentes: a) Tendría un fuerte beneficio económico porque se estaría gestando un jugoso negocio con PETROCARIBE que sacaría las castañas del fuego a la oligarquía y al régimen golpista hondureño, dado que los altos precios de los combustibles asfixian a sus negocios en medio de una difícil situación económica; no por otra razón el empresario Adolfo Facussé se lame los bigotes de felicidad soñando con esa oferta del gobierno venezolano y desde ahora se adelanta a recomendarla;

b) Tendría un triunfo diplomático al abrírsele las puertas al mundo a un régimen heredero de un Golpe de estado, en un momento en que era despreciado por la comunidad interamericana, lo cual mejoraría la confianza de organismos de financiamiento internacionales y de las transnacionales para animarse a invertir en el país; y,
c) tendría un éxito político a lo interno del país porque saldría en “caballo blanco”, fortaleciendo su desgastada imagen y su discurso demagógico, mientras masacra a palos y a tiros a la heroica resistencia popular.

Entonces, en el fondo ésta jugada no parece diseñada para beneficiar a la Resistencia sino a la oligarquía golpista, en un ajedrez tipico del Departamento de Estado de Estados Unidos, muy similar a la que hizo en San José, Costa Rica, cuando su peón Oscar Arias actuó de intermediario para hacer que Manuel Zelaya Rosales aceptara sentarse a negociar con un dictador que acababa de derrocarlo del Gobierno.

¿Cómo se explican estos hechos y hacia qué escenario conducen? Para contestar esa pregunta indaguemos en las motivaciones que han tenido actores tan disimiles como los Presidentes Santos y Chávez para coincidir en este tamal.

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