Esta vivo el Partido Liberal
Por : Wilfredo Mayorga Alonzo
El Partido Liberal de Honduras está vigente; pero Mel Zelaya lo dejó cojeando. Ahora, el expresidente que “llegó al poder con la derecha, pero gobernó con la izquierda”, según sus más recientes declaraciones en México, descalifica a sus benefactores como los que lo sacaron de la obscuridad a la luz.
Cuando JMZR surgió como candidato del liberalismo, había otros prospectos mejor preparados, más experimentados y con más conciencia de liderazgo y lealtad. Sin embargo, el Partido Liberal, como fuerza arrolladora que ha sido, le ganó las elecciones a Porfirio Lobo Sosa, cuya perseverancia lo tiene hoy en las riendas del poder y con una venda en los ojos y un “tape” en la boca, sin que se escuche la voz de una verdadera y poderosa oposición.
¡Qué casualidad! La promocionada y melodramática “cuarta urna” que terminó con el régimen de Zelaya Rosales, fue la tabla de salvación en las siguientes elecciones de don Pepe Lobo y el hundimiento de uno de los partidos históricos con mayor volumen de opinión en Honduras. Eso pareciera ocurrir en el tiempo transcurrido desde las elecciones de noviembre de 2009 a la fecha, y muchos se complacen en anunciar la decadencia de las “milicias eternamente jóvenes” y el surgimiento de otros liderazgos que permanecen a la sombra de Elvin Santos Ordónez, rogando que este joven no vuelva a aspirar a la candidatura para entonces ellos sacar el colmillo reluciente de sus ambiciones políticas, escondidas y camaleónicas.
Mel Zelaya ha dicho públicamente que él sigue siendo un liberal pro-socialista. Esa es la primera piedra en la construcción de un nuevo partido, que los resistentes no se atreven a oficializar, inseguros de contar con las firmas necesarias para bregar por un triunfo. Hay, sin embargo, evidencias de que la Unión Democrática podría ser la base. Y no están disimulando, cuando le preparan homenajes a doña Xiomara Castro de Zelaya, sondeando la posibilidad de que ella encabece la fórmula simbiótica UD-Resistencia. La exprimera dama no tendría ahora que llegar al divorcio (como en Guatemala) para ostentar tan elevado honor.
“El Partido Liberal está muerto, pero puede revivir”, ha dicho con una sonrisa irónica el ahora diputado al Parlamento Centroamericano. ¿Cómo? Si quien lo ha desbaratado ha sido él y sus compinches. Oficialmente no está fuera del liberalismo, porque no ha renunciado ni ha sido excomulgado, pero si las autoridades del CCE siguen con paños tibios, no es remoto que este protegido de Chávez les haga otra trastada desde la Dominicana, Guatemala o dondequiera que tenga su domicilio.
Lo cierto es que algunos seguidores que apoyaron y trabajaron con Mel, están meditabundos, con reflexiones nuevas y sin ganas de salirse del partido de Policarpo Bonilla. Para la secretaria ejecutiva del Foro de Unidad Liberal, este instituto político “es un vehículo transformador histórico que tiene el pueblo”. Y como doña Carolina Echeverría, otro valor intelectual del Poder Ciudadano, el doctor en leyes, Edmundo Orellana Mercado considera que “el PL está vivo y vibrante, con energía extraordinaria para reconstituirse y organizarse”.
Nadie del pueblo hace conjeturas, esperando la reacción firme y valiente de las autoridades máximas y de sus dirigentes en los 18 departamentos. Todos rumian la pérdida del poder; se llaman a silencio por prudencia o por temor. Pero lo que sí es indiscutible en la atmósfera nacional es que el liberalismo no ha muerto, ni siquiera está agonizante. Un tanto convaleciente, pero en vías de recuperación. Ya lo verán...
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Cuando JMZR surgió como candidato del liberalismo, había otros prospectos mejor preparados, más experimentados y con más conciencia de liderazgo y lealtad. Sin embargo, el Partido Liberal, como fuerza arrolladora que ha sido, le ganó las elecciones a Porfirio Lobo Sosa, cuya perseverancia lo tiene hoy en las riendas del poder y con una venda en los ojos y un “tape” en la boca, sin que se escuche la voz de una verdadera y poderosa oposición.
¡Qué casualidad! La promocionada y melodramática “cuarta urna” que terminó con el régimen de Zelaya Rosales, fue la tabla de salvación en las siguientes elecciones de don Pepe Lobo y el hundimiento de uno de los partidos históricos con mayor volumen de opinión en Honduras. Eso pareciera ocurrir en el tiempo transcurrido desde las elecciones de noviembre de 2009 a la fecha, y muchos se complacen en anunciar la decadencia de las “milicias eternamente jóvenes” y el surgimiento de otros liderazgos que permanecen a la sombra de Elvin Santos Ordónez, rogando que este joven no vuelva a aspirar a la candidatura para entonces ellos sacar el colmillo reluciente de sus ambiciones políticas, escondidas y camaleónicas.
Mel Zelaya ha dicho públicamente que él sigue siendo un liberal pro-socialista. Esa es la primera piedra en la construcción de un nuevo partido, que los resistentes no se atreven a oficializar, inseguros de contar con las firmas necesarias para bregar por un triunfo. Hay, sin embargo, evidencias de que la Unión Democrática podría ser la base. Y no están disimulando, cuando le preparan homenajes a doña Xiomara Castro de Zelaya, sondeando la posibilidad de que ella encabece la fórmula simbiótica UD-Resistencia. La exprimera dama no tendría ahora que llegar al divorcio (como en Guatemala) para ostentar tan elevado honor.
“El Partido Liberal está muerto, pero puede revivir”, ha dicho con una sonrisa irónica el ahora diputado al Parlamento Centroamericano. ¿Cómo? Si quien lo ha desbaratado ha sido él y sus compinches. Oficialmente no está fuera del liberalismo, porque no ha renunciado ni ha sido excomulgado, pero si las autoridades del CCE siguen con paños tibios, no es remoto que este protegido de Chávez les haga otra trastada desde la Dominicana, Guatemala o dondequiera que tenga su domicilio.
Lo cierto es que algunos seguidores que apoyaron y trabajaron con Mel, están meditabundos, con reflexiones nuevas y sin ganas de salirse del partido de Policarpo Bonilla. Para la secretaria ejecutiva del Foro de Unidad Liberal, este instituto político “es un vehículo transformador histórico que tiene el pueblo”. Y como doña Carolina Echeverría, otro valor intelectual del Poder Ciudadano, el doctor en leyes, Edmundo Orellana Mercado considera que “el PL está vivo y vibrante, con energía extraordinaria para reconstituirse y organizarse”.
Nadie del pueblo hace conjeturas, esperando la reacción firme y valiente de las autoridades máximas y de sus dirigentes en los 18 departamentos. Todos rumian la pérdida del poder; se llaman a silencio por prudencia o por temor. Pero lo que sí es indiscutible en la atmósfera nacional es que el liberalismo no ha muerto, ni siquiera está agonizante. Un tanto convaleciente, pero en vías de recuperación. Ya lo verán...
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