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Asoman líderes en el PL : Mario Berrios

Como ha ocurrido históricamente en nuestro país, de inmediato al surgir una crisis la mayoría de políticos (y ciudadanos) salen corriendo a ocultarse. Las instituciones políticas quedan desorganizadas, casi extintas, con sus líderes escondidos, “enfermos”, silenciados, calculando el sol bajo el que pueden “quemarse” o la luna con la que podrían curar sus empachos. Transcurrido un año y medio del penúltimo traspaso de mando del poder de la nación, escasos asomos de auténtica reorganización se han visto en el Partido Liberal.

La mayor parte del tiempo ha sido para recriminarse unos a otros, mantener posicionamientos ideológicos y, dejar claro, que siguen sustentando los mismos criterios del reciente pasado, renunciando al trato de los aspectos neurálgicos con miras a una próxima victoria. Eso sucede cuando los cabecillas son incapaces de reagrupar a sus multitudes para emprender nuevos derroteros, por un lado, y, por otro, cuando las huestes son indisciplinadas, sin espíritu de cohesión e insuficiente amor por su patria: simples personajes en busca de beneficios personales, sin ambiciones colectivas y de nación. En esos escenarios, mandos intermedios o dirigentes poco conocidos, hasta cierto punto, deben surgir para apoderarse de la autoridad y control.

La principal contrariedad dentro del esquema ha sido creer que los viejos guías son dueños del partido y que, por si fuera poco, son indispensables para el progreso del país y la tranquilidad social, ¡vil mentira, grosera patraña! A estas alturas, acercándonos a metas y procesos definidos, cuando el tiempo amenaza con enterrar aspiraciones colectivas, los dueños de movimientos internos parecen no haber comprendido que los liberales estamos ansiosos por ver diferentes caras, nuevos representantes y diversas corrientes, independientes de ser posible.

Veamos algunas fuerzas en esa desbandada, con indicios de reagruparse para la futura contienda política. En el núcleo tradicional del partido, arraigado en el Central Ejecutivo, un Elvin Santos desgastado e impopular, desde antes de entrar a la competencia ya se encuentra debilitado, insistir en ese fallido liderazgo es un acto infecundo, mi apreciable amigo y paisano don Elvin Santos. Por la izquierda, los del Frente de Resistencia Popular, mejor llamados “liberales en resistencia”, se consolidan bajo la meta de celebrar nuevos acuerdos, con planteamientos utópicos,conflictivos y trillados sobre una Constituyente; para esta lucha posiblemente les abone más la acumulación de firmas que el discurso beligerante. Aquí no se vislumbra un candidato idóneo. Por la derecha, el grupo furibundo de las milicias eternamente jóvenes (de 80 años) tampoco expone grandes soluciones, más que empecinarse en hacerle las cruces al distinguido amigo que Fernández ya no aguanta y corretea por deshacerse de él. Ya dieron lo que tenían que dar, el pueblo les ha rendido las más expresivas gracias permitiéndoles inocultables pillerías en sus respectivas gestiones, no esperen más reconocimiento que ignorarlas.

La estrategia de la reorganización del Partido Liberal pasa porque, primero, afloren candidatos jóvenes y escasamente comprometidos (porque nadie está libre de esas vinculaciones) con los sucesos del pasado. Dos, por políticos sin manchas, que aunque se las destiñan o sacudan, el pueblo sabrá reconocerlas en la espalda de los corruptos. Tres, debe tener, el aspirante, la capacidad de no confrontar, respetar ideas y venerar las leyes que nos rigen, porque un irrespetuoso del marco jurídico será apaleado con el voto-castigo.

La incertidumbre, vacilación, cansancio e incredulidad es propia de la desbandada después de cualquier grave conflicto. Por principio, en el partido las ideas y personas deberán reorganizarse alrededor de ideas claras y dirigentes con pensamientos renovados, capaces de darle cuerpo, dirección y autoridad al movimiento político. Y no es cierto que la paz y reconciliación dentro del partido pasa por adherirse a cualquiera de los vetustos políticos, pedirse perdón o estrecharse la mano, ¡no! La tranquilidad y reconciliación interna necesita que dejemos de lado el pasado, creamos y miremos hacia el futuro y plantemos ideas y conceptos renovadores. La gente desea ver trabajo, alimento, inversión y producción, no peleas y agravios que únicamente conducen al fracaso.

En la actualidad, pocos guías de movimientos han salido a enfrentar los retos que conlleven a forjar un futuro esperanzador, a duras penas esa actividad la han retomado dos candidatos de la Costa Norte, por cierto a buen paso y con agradable discurso, uno cebado por el tiempo y el otro con poca experiencia, pero voluntarioso. Si pongo en balanza lo relacionado en los párrafos anteriores, producto de ese liderazgo renovado podría surgir un aglutinador de masas del partido.