La crisis interna en el partido nacional-liberal
Por : Juan Ramon Martinez
Por estar ocupados viendo la división y la pelea “sangrienta” de los “líderes” del Partido Liberal entre si, no tomamos conocimiento de las señales de incomodidad que se dan en el interior del Partido Nacional-“Liberal”. Y la fragilidad, en el caso que no se resuelvan las mismas, con que se presentara a las elecciones generales, corriendo el riesgo que elPartido Liberal – aun en silla de ruedas y con el peor de sus miembros, como candidato presidencial – le derrote en forma total e inobjetable. Y sin la participación de Corrales, en el maquillaje de los resultados comiciales. Es decir, en elecciones libres y honestas.
El estado de ánimo de los nacionalistas-.”liberales”, no es bueno. Se sienten incómodos con el nombre que a titulo de apodo les ha aplicado alguna prensa nacional, producto de esta alianza o convenio logrado por JOH con ex miembros del Partido Liberal, doblados, sobre el viejo tronco conservador y cachureco fundado por el general Tiburcio Carias Andino. Una gran parte de los miembros del PN, se sienten avergonzados por el alejamiento involuntario de los viejos conceptos de su modernización y muy confrontados con aquellos que, invariablemente, les aproximan a partidos de izquierda; o por lo menos de corte populismo en franca orden de retirada. Además, su inclinación “nacionalista” – que nunca ha sido caprichosa—les resulta falsa e incomoda a una gran parte de la membrecía cachureca al reconocerse en una posición entreguista, abusiva e innecesaria frente a los acontecimientos del 28 de junio del 2009. Especialmente cuando similares movimientos, con abierta intervención hegemónica de las Fuerzas Armadas, obtienen palmas y halagos cuando ocurren en Egipto y se satanizan cuando pasan en Honduras. Con el agregado, repiten con amargura, que aquí – como se ha demostrado en lo que ha ocurrido en el Cairo—se produjo una sucesión constitucional, que no altero las instituciones; y solo saco a quien abusaba de uno de los poderes que amenazaba a los otros, mientras que allá el ejercito asumió todos los mandos y disolvió el Parlamento. El desagrado con que reciben estos juicios contradictorios del exterior y la pena porque los principales líderes suyos no reclaman ni exigen, sino que se someten a la autoridad del embajador de los Estados Unidos, como si fuese el dueño de la soberanía, les duele mucho. Porque los miembros del PN – menos el Presidente Lobo Sosa, JOH, los diputados cachurecos, (con la excepción de Antonio Rivera Callejas) y los diputados “liberales” convencidos fácilmente por el Presidente del Congreso – han sido declaradamente pro estadounidenses, defensores de la política de aquel país, especialmente como líder de la democracia y enemigo de los totalitarismos mas degradantes, comolo han sido y lo son los de carácter “bolivariano”.
Por supuesto, los silenciosos miembros del PN están preocupados que, por la oposición general a la venta del territorio nacional, recibirán el rechazo del resto de la población. Saben que aunque las “ciudades modelo” fuesen bendiciones que Dios solo tiene reservadas para los hondureños, estas solo darán resultados cuando hayan pasado las elecciones. Y que mientras tanto, muy pocos votaran por el PN—Liberal porque no creerán una palabra de sus ofrecimientos, especialmente cuando se demuestre que la mejor mano de obra la traerán en régimen de casi gratuidad de Haití como recomienda Paul Romer – y por consiguiente les espera una derrota segura. Y cargada de vergüenza y deshonor.
Y finalmente los integrantes del PN, que no cuentan para nada y que son simples electores, están muy disgustados porque la alianza con Zelaya, con sus diputados y con los oportunistas que le han puesto precio a sus votos en el Congreso, no será duradera ni beneficiara el ingreso de las nuevas generaciones que son la mayoría en este momento. Y que no podrán aceptar que la “unidad”, basada en el negocio de vender las vestiduras de la Republica, redituara beneficios para el país sino que tan solo sinecuras para algunos que han jurado que cuando se esta en la cúspide del poder hay que acumular riqueza y mas riqueza. Por ello, resienten mucho de las inmoralidades que se dicen en voz baja y el enriquecimiento que hombres y mujeres hacen a costa dela Hacienda Publica.
De repente las preocupaciones de los nacionalistas están muy bien justificadas.
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Por estar ocupados viendo la división y la pelea “sangrienta” de los “líderes” del Partido Liberal entre si, no tomamos conocimiento de las señales de incomodidad que se dan en el interior del Partido Nacional-“Liberal”. Y la fragilidad, en el caso que no se resuelvan las mismas, con que se presentara a las elecciones generales, corriendo el riesgo que elPartido Liberal – aun en silla de ruedas y con el peor de sus miembros, como candidato presidencial – le derrote en forma total e inobjetable. Y sin la participación de Corrales, en el maquillaje de los resultados comiciales. Es decir, en elecciones libres y honestas.
El estado de ánimo de los nacionalistas-.”liberales”, no es bueno. Se sienten incómodos con el nombre que a titulo de apodo les ha aplicado alguna prensa nacional, producto de esta alianza o convenio logrado por JOH con ex miembros del Partido Liberal, doblados, sobre el viejo tronco conservador y cachureco fundado por el general Tiburcio Carias Andino. Una gran parte de los miembros del PN, se sienten avergonzados por el alejamiento involuntario de los viejos conceptos de su modernización y muy confrontados con aquellos que, invariablemente, les aproximan a partidos de izquierda; o por lo menos de corte populismo en franca orden de retirada. Además, su inclinación “nacionalista” – que nunca ha sido caprichosa—les resulta falsa e incomoda a una gran parte de la membrecía cachureca al reconocerse en una posición entreguista, abusiva e innecesaria frente a los acontecimientos del 28 de junio del 2009. Especialmente cuando similares movimientos, con abierta intervención hegemónica de las Fuerzas Armadas, obtienen palmas y halagos cuando ocurren en Egipto y se satanizan cuando pasan en Honduras. Con el agregado, repiten con amargura, que aquí – como se ha demostrado en lo que ha ocurrido en el Cairo—se produjo una sucesión constitucional, que no altero las instituciones; y solo saco a quien abusaba de uno de los poderes que amenazaba a los otros, mientras que allá el ejercito asumió todos los mandos y disolvió el Parlamento. El desagrado con que reciben estos juicios contradictorios del exterior y la pena porque los principales líderes suyos no reclaman ni exigen, sino que se someten a la autoridad del embajador de los Estados Unidos, como si fuese el dueño de la soberanía, les duele mucho. Porque los miembros del PN – menos el Presidente Lobo Sosa, JOH, los diputados cachurecos, (con la excepción de Antonio Rivera Callejas) y los diputados “liberales” convencidos fácilmente por el Presidente del Congreso – han sido declaradamente pro estadounidenses, defensores de la política de aquel país, especialmente como líder de la democracia y enemigo de los totalitarismos mas degradantes, comolo han sido y lo son los de carácter “bolivariano”.
Por supuesto, los silenciosos miembros del PN están preocupados que, por la oposición general a la venta del territorio nacional, recibirán el rechazo del resto de la población. Saben que aunque las “ciudades modelo” fuesen bendiciones que Dios solo tiene reservadas para los hondureños, estas solo darán resultados cuando hayan pasado las elecciones. Y que mientras tanto, muy pocos votaran por el PN—Liberal porque no creerán una palabra de sus ofrecimientos, especialmente cuando se demuestre que la mejor mano de obra la traerán en régimen de casi gratuidad de Haití como recomienda Paul Romer – y por consiguiente les espera una derrota segura. Y cargada de vergüenza y deshonor.
Y finalmente los integrantes del PN, que no cuentan para nada y que son simples electores, están muy disgustados porque la alianza con Zelaya, con sus diputados y con los oportunistas que le han puesto precio a sus votos en el Congreso, no será duradera ni beneficiara el ingreso de las nuevas generaciones que son la mayoría en este momento. Y que no podrán aceptar que la “unidad”, basada en el negocio de vender las vestiduras de la Republica, redituara beneficios para el país sino que tan solo sinecuras para algunos que han jurado que cuando se esta en la cúspide del poder hay que acumular riqueza y mas riqueza. Por ello, resienten mucho de las inmoralidades que se dicen en voz baja y el enriquecimiento que hombres y mujeres hacen a costa dela Hacienda Publica.
De repente las preocupaciones de los nacionalistas están muy bien justificadas.
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